Los jóvenes, que están entre los 14 a los 16 años y que hacen parte de los grados noveno y décimo, viajaron en la segunda semana de enero a un programa de inmersión para mejorar el inglés y vivir una experiencia cultural diferente. En Nueva Zelanda, se distribuyeron en ocho colegios y vivieron los efectos restrictivos de la pandemia solo algunas semanas.

En incertidumbre estaban las familias de 14 estudiantes del colegio Jose Max León, ubicado en el municipio de Cota, debido a que, con el cierre de fronteras internacionales, los estudiantes no pudieron retornar a Colombia desde Nueva Zelanda en junio, cuando culminaba su semestre de intercambio educativo.

Sin embargo, acarrearon altos gastos económicos en manutención, educación y el pago de los pasajes y, además, lograron conseguir espacio en uno de los últimos vuelos humanitarios del Gobierno Nacional para poder llegar al país el próximo 15 de septiembre a medianoche, luego de un viaje de 36 horas.

“Los chicos no vivieron la contingencia como la hemos vivido en Colombia, pero su regreso estaba programado para el 4 de junio. Faltando pocos días, la reserva fue cancelada y tuvieron que hacer extensión del programa educativo, que representó costos adicionales a las familias, porque estas extensiones cuestan 30 millones de pesos”, explicó el rector, Javier Albornoz.

Información de: El Espectador