¿Quién puso la queja?: Amarillo; ¿Quién va a intervenir en la reunión?: Amarillo; “Otra vez Amarillo”. ¿De quién es la exposición?: De Amarillo.

Estas son algunas de las expresiones que se escucha en todos los organismos gubernamentales de Zipacón, Cachipay, y en general de las regionales Sabana Occidente y Tequendama, pero ya también se han vuelto comunes a nivel departamental e incluso nacional.

Hacen referencia al colorido y sonoro apellido de don Gustavo Amarillo Mora, cuya figura bonachona y amplia sonrisa, contrastan con la firmeza de sus ideas, la insistencia en sus denuncias y la claridad de sus conocimientos ambientales.

Desde hace 30 años, cuando su familia se radicó en una hermosa finca de la Inspección del Ocaso, municipio de Zipacón, este bogotano, administrador de empresas egresado de la Universidad Nacional con postgrado en fortalecimiento institucional de la Universidad de Los Andes, a quien su preparación académica le podría haber cosechado otro futuro a nivel profesional y laboral, vio en la naturaleza de la región, en sus hermosos amaneceres, en el canto de las aves, en el agua que corre por el arroyo, en el olor a café, lo que sería su nueva forma de vida: Luchar por su preservación.

Con el pasar de los días y los meses, empezó también a observar una realidad que comenzó a preocuparle: La deforestación, la contaminación de las fuentes hídricas, la caza de especies silvestres, la parcelación de fincas con vocación agrícola y ganadera para convertirlas en lujosas quintas de recreo, entre otras afectaciones que lo impulsaron a convertirse en un avezado veedor, pero ante todo, como prefiere que lo llamen: Un educador ambiental.

Don Gustavo es uno de los líderes más respetados y apreciados por las comunidades del municipio y áreas circunvecinas. Las alcaldías de la región, las inspecciones de policía, las direcciones regionales de la CAR, Sabana occidente y Tequendama, así como en la sede central de la Corporación, la Fiscalía, Contraloría, Procuraduría, y la Defensoría del pueblo, reciben constantemente denuncias, derechos de petición y solicitudes de capacitación de don Gustavo Amarillo, quien a su vez las replica en su comunidad. Su persistencia e insistencia le han dado ya buenos frutos, pues ha logrado que la ley actué en varios de sus casos, logrando frenar afectaciones ambientales.

Realiza un espacio radial cada 15 días en la emisora comunitaria de Cachipay, donde junto a otros líderes produce el programa “Cachipay: Un Jardín en acción¨ a través del cual, con cuentos, historias y notas positivas, llevan un mensaje de educación ambiental. Además, presentó y ejecutó un proyecto ESCA con la CAR (Emprendimiento Social para la Conservación Ambiental).

Recientemente logró llevar hasta la vereda San Cayetano, en la sede de la fundación ETIKA VERDE, a un equipo técnico, jurídico y administrativo de la Dirección Regional Sabana Occidente de la CAR, en cabeza de su director, a funcionarios del municipio, a la Contralora delegada para la Participación Comunitaria y a líderes de la región, a una mesa de trabajo donde se debatieron varios problemas que afectan la zona, creándose una agenda interinstitucional que seguramente va a dar sus frutos muy pronto.

Sin embargo, el costo de esta titánica labor ha tenido su consecuencia: ha sido amenazado y denunciado por quienes, de una u otra forma, han recibido el peso de la ley por el actuar de don Gustavo. Por eso prefiere no hablar de su familia, solo indica que ya no están a su lado y que vive solo, que no siente miedo y que a pesar de todo cada día se levanta con el ánimo renovado para seguir luchando por sus ideales.

Aunque utiliza todas las armas de la ley para enfrentar a los depredadores de la naturaleza, don Gustavo es un convencido de que la educación ambiental preventiva es la mejor arma de defensa del medio ambiente, que esta educación debe partir desde la niñez y que todos juntos, CAR, alcaldías, personerías, instituciones educativas, Juntas de Acción Comunal y medios de comunicación, podemos lograr el objetivo de un ambiente sano para las futuras generaciones.

Con esa fe y esa esperanza llega cada nuevo amanecer para don Gustavo, y seguramente en cualquier despacho, oficina o institución se oirá de nuevo la frase “Otra vez Amarillo”.

Tomada de Prensa CAR