¡Los animales fueron trasladados a espacios seguros!
Gracias a la denuncia y al reporte oportuno de la ciudadanía, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) rescató tres animales que iban a ser traficados por bandas que operan en municipios turísticos y de alto volumen de visitantes de la región del Gualivá, en el departamento de Cundinamarca.
Técnicos de la Dirección Regional Gualivá de la CAR, lograron recuperar dos aves y un felino y trasladarlos hasta el Centro de Atención y Valoración de fauna silvestre – CAV y la Unidad de Rescate de Bogotá, respectivamente.
El primer caso se registró en el municipio Sasaima y se trató de dos pequeñas aves silvestres que fueron extraídas de su hábitat natural, sometidas a maltrato físico y vendidas a una pareja de turistas en la orilla de la carretera, haciéndole creer que se trataba de pericos Fisher, una pequeña y muy cotizada especie de pericos de origen africano.
Tras llegar a su residencia, en el municipio de La Vega, Cundinamarca, la pareja se percató de que de su plumaje se desprendía una sustancia que les hizo suponer que se estaban despigmentando, dando lugar al color natural de las aves y poniendo en evidencia que se trataba de pájaros silvestres que fueron vendidos como falsos pericos ornamentales.
“Esta es una burda forma de maltrato animal por parte de los traficantes de fauna silvestre, quienes para decolorar sus alas aplicaron productos que podrían ser tóxicos para estas frágiles aves”, confirmó el director de la CAR, Regional Gualivá, Gratiniano Suárez.
La pareja se puso en contacto con la CAR para hacer entrega de estas especies de manera voluntaria e inmediatamente se dispuso el desplazamiento de un grupo técnico para recibirlas y trasladarlas al CAV, en Tocaima, donde recibieron atención inmediata e iniciaron su proceso de recuperación.
El segundo caso tuvo lugar en la vereda Alto de Torres, en el municipio de Villeta, donde una familia de productores de caña encontró un tigrillo cachorro dentro de su cultivo. Los agricultores informaron del hecho con la preocupación de que en su predio pudieran estar presentes otros felinos poniendo en riesgo la vida tanto de los animales silvestres como de los que habitan con estas personas.
Rescatado el tigrillo, los técnicos lo trasladaron a la Unidad de Rescate y Rehabilitación de Animales Silvestres (URRAS) en Bogotá, para su cuidado y recuperación.
La Corporación informó que este tipo de felinos habitan zonas boscosas, usualmente alejados de la presencia humana y que no causan ningún tipo de riesgo, animando a las personas a salvaguardar su vida en caso de un nuevo avistamiento.
“Desde la CAR reiteramos la invitación a la comunidad a denunciar cualquier situación que represente un posible caso de tráfico de animales y agradecemos a quienes de manera voluntaria y consciente entregan animales silvestres, pues está claro que no son mascotas y que su liberación y permanencia en su hábitat es fundamental para la supervivencia de la fauna y el equilibro de los ecosistemas”, puntualizó el director regional de la CAR.
Información de: La CAR.